Pues eso.......que en esta bendita profesión dejada de la mano de Dios, cualquiera es adiestrador, etólogo, psicólogo canino, educador, comportamentalista, terapeuta canino.......como los títulos nos los autoimponemos......pues eso....
Pero hoy no quiero hablar de este tema que ya abordaré........lo que me llama la atención es que, además de autotitularnos también nos atrevamos a sentar cátedra, emitir teorías, proclamar dogmas......y todo sin la más mínima base, ni de estudio ni de práctica......
Por este motivo, ante el mismo hecho, podremos escuchar diferentes teorías y planteamientos y ninguno de ellos puede que tenga ningún tipo de base práctica o experimental. Ejemplo: en agility alguien te puede decir que para que el perro no tire palos en los saltos lo mejor es que empiece a saltar desde alturas pequeñas e ir subiendo el listón poco a poco de modo que el perro vaya cogiendo confianza y acabe por saltar con decisión y sin derribar. Pero, también podemos encontrarnos quien nos comente que lo mejor es entrenar al perro en la altura de competición desde el principio, para que de este modo se acostumbre a esforzarse desde el comienzo y no adquiera el mal hábito de saltar con poco impulso........¿quien tiene razón?....pues no lo sabemos......que yo sepa no hay ningún estudio que refrende ni una ni otra teoría....pero lo que a mi me asombra es la seguridad con la que se comenta este tipo de cosas.....si alguien me pregunta a mi por la cuestión plantearé las alternativas, trataré de razonar el mejor tratamiento para el perro en concreto (probablemente habrá perros en los que funcione mejor un planteamiento que otro) y procuraré ser sistemático en el método que elija para extraer conclusiones sobre resultados en ese caso particular......
Quieren más ejemplos: piensen en el típico perro que tiene miedo a las tormentas o a los petardos y cohetes. Ante la situación de ansiedad en que entra el perro algunos adiestradores nos recomendarán ignorar la conducta, puesto que si tratamos de tranquilizarlo o protegerlo estaremos reforzando su miedo y la conducta tenderá a intensificarse. Otros, en cambio, nos dirán que no es bueno dejar al perro solo en ese estado de ansiedad y que conviene llevarle con nosotros y tratar de tranquilizarle mediante contacto físico y protección. Una vez más, el apoyo empírico brilla por su ausencia y, en este caso, el atrevimiento me parece mayor aún que en el caso anterior porque hay muchas variables que influirán y que hay que tener en cuenta: ¿que grado de miedo?, ¿que tipo de respuesta emite el perro ante ese miedo?, ¿cuando va a durar el estímulo aversivo?, ¿sigue el perro algún tipo de tratamiento?..........Bueno, creo que ya queda claro a lo que me estoy refiriendo con todo esto......
Hay que ser menos atrevido.
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